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Noches de insomnio. Marcos Kura

El pasado 2 de mayo de 2018 fue inaugurada la muestra de MARCOS KURA "NOCHES DE INSOMNIO" en la Sala "Justa Díaz de Vivar".


Esta exposición reúne un conjunto de obras realizadas en técnicas mixtas. 
Gerardo Bloomerfield se refiere a la misma:

A Marcos y a su obra la conozco hace unos 14 años, desde que ilustrara la tapa de mi libro "Hasta el Aborto, Baby", aquella antología que puse a luz desde México en circunstancias díficiles y complejas. 

De alguna manera sin embargo, conocer la obra de Marcos es como conocer el monte. Se tiene una idea, pero como todo lo salvaje es impredecible. Marcos tiene obras donde los colores rompen la vista con su brillo y otras monocromáticas, tiene obras desgarradoras y otras irónicas, tiene enormes murales y pequeños dibujos en papel que parecen hechos casi al pasar . 

Pero así como el que se adentra en un monte siente que es monte ante el arroyo o ante el árbol, ante el gato salvaje o ante el pájaro, uno siempre se siente dentro del universo de este prolífico artista argentino. 

Hay un hilo conductor en toda la obra de Marcos Kura, busqué (vicio de todos los prologuistas) una palabra que lo defina... me asombre de lo fácil que fue encontrarla: SALVAJE. La obra de Marcos es salvaje, si quieren otra mas fina: agreste, silvestre, pero me quedo con SALVAJE. 

Sus temáticas desde las mas figurativas, pasando por sus obras alegóricas hasta las que coquetean con el surrealismo o la abstracción siempre son situaciones salvajes, orgánicas, fotos no preparadas, es si se quiere Marcos un documentalista sin cámara y con unos tragos de rabia arriba que le entreveran a veces el pincel desatado de la tiranía del tiempo. 

Los vegetales (a veces indefinidos) en la obra de Marcos lucen inquietantes y hermosos a la vez, por su pureza. Los verdes tienen espinas. Las figuras humanas, toscas, brutas en el mejor sentido: en el sentido de pureza , de ausencia de intervención. 

Cuando llega a las temáticas mas góticas, como la muerte o la violencia lo hace con la misma brutalidad y lo desconcertante es que lo hace incluso con el mismo colorido. Y un poco mas allá lo vemos pintar la calma de la situación mas cotidiana con el mismo hedor a selva virgen. Casi se siente como un explorador crónico, indiscreto que va desnudando territorios para el que quiera contemplarlos. Casi parece que los toma, los describe y los deja atrás olvidados para no privarlos de su esencia. 

Uno cree ver un Giger privado de metales por momentos, una especie de matrimonio imposible entre Gaudí y su obsesión por las geometrías imposibles de la naturaleza entreverado con Goya y su fijaciòn por elevar lo grotesco a la altura de una poesía. 

Como muchos autores indefinidos de la generación X mas que deberle a una línea de tiempo dinástica plagada de escuelas pictóricas, Marcos le debe en su obra tanto al arte plástico como al Cómic, al Heavy Metal y todas sus variantes, a la literatura y cine clase B y hasta me atrevo a decir que los cielos y pastos de las llanuras típicas de Argentina, con un nacionalismo que no es ideológico sino geográfico, y a veces histórico muy sutil y totalmente disfrutable. 

Gracias a estas influencias Marcos se puede disfrutar en pantalla gigante o en ediciones de bolsillo. Porque el efecto de su obra no depende de perspectivas ni tamaños sino de conceptos que se fijan y graban desde la intimidad de un libro de bolsillo o desde una pared mirada al pasar desde un tren.

Al que no conoce a Marcos lo invito a descrubrirlo y tomarse su tiempo. Hagan este ejercicio: olviden que es un artista plástico y LEAN SU OBRA. Yo he encontrado historias en casi todos sus cuadros y he sonreido con ello. Los que lo conocen tienen oportunidad de rememorar alguna exposición, algún mural, algún evento de los muchos en que Marcos participó. Esta es indispensable para comprender la complejidad del arte de una generación alejada de galerias, censurada en enciclopedias, pero con el adictivo sabor de lo espontáneo.

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